jueves, 12 de febrero de 2015

LA MUERTE EN LA CULTURA CONTEMPORANEA



La muerte da sentido a la vida, pero la vida, con su vertiginoso remolino de emociones, amores y encuentros tiende a hacernos difícil el comprender y aceptar la muerte. La muerte es un fenómeno común de todos los seres vivos, incluido los humanos, la muerte no distingue de razas, color, religión ni posición económica, sin embargo cada ser humano la experimenta con sus distintas variaciones y de manera particular.


Hasta hace algunas décadas, la muerte era casi exclusivamente un algo dictado por la naturaleza o las paupérrimas condiciones de vida de cada hombre. Con el paso del tiempo y el devenir epidemiológico y demográfico de la transición de salud, la ocurrencia de la muerte se modificó, pero también cambió la intervención que la ciencia médica podía realizar sobre ella. Esto dio origen al surgimiento de movimientos sociales en pos de una muerte alejada del sufrimiento y con un mayor protagonismo por parte del falleciente (lo que corresponde a la eutanasia y el suicidio asistido), pero también se permitió el desarrollo del cuidado paliativo como alternativa a lo anterior y como posibilidad para ejercer un derecho a la muerte digna y contrarrestar al encarnizamiento terapéutico.


En la actualidad cuando se piensa en nuestra propia muerte, lo único que se desea es no sufrir, no tener ningún tipo de dolor y no sentir, sin embargo, es importante mencionar que el dolor y el sufrimiento estarán presentes si no se tiene realmente una conciencia de finitud y si los apegos están muy arraigados.


Para hacer frente a este acontecimiento inminente en la vida de todo ser humano, es necesario reflexionar y sobre todo actuar en torno a que cómo queremos que se lleve ese gran evento, dónde los protagonistas y de alguna manera anfitriones seremos nosotros mismos, lo que quiero decir con esto, es que nosotros en vida podemos comenzar a planear lo que deseamos para nuestra propia muerte, es decir trabajar en nuestro testamento vital, donde por medio de nuestra voluntad anticipada podremos asegurar el respeto de nuestra autonomía y a nuestra dignidad como ser humano, en otras palabras, hacer valer nuestra voluntad en distintos sentidos, tal cual somos, seres humanos integrales contemplando todas las dimensiones del ser humano: física, espiritual, social y psicológico.


Hace tan solo algunos años atrás, la manera de morir no tenía muchas opciones, la gente de aquellos tiempos moría enferma, en algún accidente o catástrofe sobrenatural. En la actualidad hasta el tema de la muerte se ha diversificado logrando la existencia distintas variantes como: homicidios, muerte por ajuste de cuentas, desaparecidos, y las que se salen del pensamiento “nadie sabe, ni el día ni la hora”, como son los suicidios que vemos el alarmante aumento de cifras, sobre todo en jóvenes, la eutanasia (acto o la misión que su naturaleza o intención provoca la muerte para aliviar un dolor) que pareciera que es un tema aislado, se practica más de lo que imaginamos, y del suicidio asistido, (el paciente esta consiente, no tiene una enfermedad terminal y pide solo que ayude a morir) donde el paciente enfermo considera haber agotado sus recursos y cansado de los síntomas, dolores y limitaciones desea poner fecha a su muerte.


De allí la relativa ineficacia de muchos debates destinados a confrontar posiciones para arribar a normas de conducta. De allí la proliferación de innumerables movimientos que invocan el derecho a la muerte, que alegan en favor de la muerte con dignidad, de la muerte electiva, de la muerte dulce y de la muerte con ayuda. En Internet son numerosos los anuncios desorganizaciones que proveen ayuda y consejo para quienes deseen integrar movimientos pro-suicidio asistido o pro-eutanasia activa. Las revistas médicas acogen cada vez con mayor frecuencia estudios y trabajos relacionados con las conductas terapéuticas frente a quienes van a morir.


El personal sanitario se va enfrentado a demandas extremas en cuanto al "estrés decisional" que supone tomar medidas en un entorno incierto, amenazado por la posibilidad de ser acusado de mala práctica, culpado de no haber hecho  lo suficiente o enfrentado a la escasez de medios técnicos.


Ambos son temas delicados que han sido tema de muchos debates, donde no se ha logrado unificar los criterios para hacer legal en México ninguna de estas dos practicas.


El mejor argumento contra la eutanasia y suicidio asistido siempre será el testimonio de miles de hombres y mujeres en circunstancias difíciles e incluso extremas que, apoyándose mutuamente, con la ayuda de sus valores, su familia, amigos o profesionales demuestran día a día que la dignidad del hombre les lleva a vivir y enriquecer la vida de otros que como Tanatólogos ese es nuestra misión.




Escrito por:
Sandra Guadalupe De La Torre Bueno





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