martes, 10 de marzo de 2015

LOS APEGOS: LAS PÉRDIDAS DE LAS FIGURAS SIGNIFICATIVAS




Desde el vientre materno se forma nuestro primer vinculo, cuando nacemos tenemos esa necesidad de tener contacto con nuestra madre o cuidador, manifestándolo con un llanto para ser arrullados, protegidos y cuidados, además de la atención a las necesidades fisiológicas de esa etapa debido a la dependencia con esa persona. Por lo tanto el apego es el vínculo emocional que desarrollamos con nuestros padres, abuelos, tíos, nanas u otros que son la persona que proporciona la fuente de seguridad emocional de base de esa persona que apenas crece. 


Entonces ¿Qué ES UN APEGO? Es el vínculo emocional es una relación íntima, importante y profunda que establecemos los seres humanos, se caracteriza por ser una relación estable y duradera en el tiempo. 


Según estudios recientes se considera que el apego es uno de los aspectos más importante en el desarrollo del niño, es considerada una necesidad biológica debido a que desde pequeños necesitamos vivir vinculados a otras personas que nos cuiden, nos quieran y nos protejan, así mismo el apego proporciona seguridad emocional del niño, autoestima, confianza, autonomía y efectividad para enfrentar al mundo. El ser aceptado, crea por lo general la tendencia a formar vínculos sanos con algunas personas que nos rodean y la calidad del apego va a influir en el comportamiento del menor hasta su vida adulta. 


La tesis fundamental de la Teoría del Apego es que el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño es determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su principal figura de afecto (persona con que se establece el vínculo).


Existen varios tipos de apegos que enseguida explicaré:


Apego seguro: Se da en el 65% de los bebés, este se da cuando la persona que cuida demuestra cariño, protección, disponibilidad y atención a las señales del bebé, lo que le permite desarrollar un concepto de sí mismo positivo y un sentimiento de confianza. Los bebés con este tipo de apego exploran de forma activa mientras están solos con la figura de apego, y pueden intranquilizarse visiblemente cuando los separan de ella. A menudo el bebé saluda a la figura de apego con afecto cuando regresa, y si está muy inquieto, tratará de entrar en contacto físico con ella.


Apego ansioso: Los bebés con este tipo de apego tratan de mantenerse cerca de la figura de apego y exploran muy poco mientras ella está presente. Se inquietan mucho cuando ésta se marcha, pero cuando regresa su reacción es ambivalente: permanece en su cercanía, pero pueden resistirse al contacto físico con ella mostrándose molestos por el abandono. Se muestran sumamente cautelosos con los extraños, aún en presencia de la figura de apego. No tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta de sus cuidadores, debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales. Es evidente un fuerte deseo de intimidad, pero a la vez una sensación de inseguridad respecto a los demás.


Puede ser de dos tipos:


-Apego ambivalente:
En este caso los niños responden a la separación con angustia intensa y mezclan comportamientos de apego con expresiones de protesta, enojo y resistencia. Debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales de sus cuidadores, estos niños no tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta de sus cuidadores.


-Apego evitativo:  
El apego evitativo se da cuando el cuidador deja de atender constantemente las señales de necesidad de protección del niño, lo que no le permite el desarrollo del sentimiento de confianza que necesita. Se sienten inseguros hacia los demás y esperan ser desplazados sobre la base de las experiencias pasadas de abandono.


 
Apego desorganizado/desorientado: El bebé puede mostrarse confuso permaneciendo inmóvil o acercarse para luego alejarse de forma abrupta a medida que la figura de apego se aproxima.


El ser humano es extremadamente social, viene al mundo a formar vínculos, a amar, a comprometerse, a disfrutar con éstos y a arriesgarse al sufrimiento de perderlos, es parte de la vida. Las relaciones que entablamos a lo largo de nuestra vida son su gran fuerza y su gran debilidad. La felicidad y el bienestar producidos por el amor son equivalentes al dolor y el sufrimiento producidos por su falta. Y esto aplica directamente en las pérdidas que experimenta el ser humano en toda su vida, donde tiene que elaborar distintos duelos que se desencadenan a partir de la pérdida de un ser querido.


Las separaciones de cualquier tipo; temporales y permanentes han sido el objeto de estudio y el punto de partida desde el cual se construyó la teoría del apego.


Bowlby en 1980 refiere “La pérdida es una de las experiencias más dolorosas que un ser humano puede sufrir. Y no sólo es dolorosa de experimentar, también es doloroso ser testigo de ésta, especialmente porque nos sentimos impotentes para ayudar. Al deudo nada excepto el retorno de la persona perdida puede traerle verdadero consuelo, por ende lo que le proveemos es sentido como un insulto”.


La importancia del desarrollo de un apego seguro es para el buen desenvolvimiento durante la vida de cada una de las personas. Cada etapa del desarrollo humano tiene funciones propias que provocan un equilibrio o desequilibrio en la persona según sea o no resuelta satisfactoriamente, y para que el niño enfrente de la manera más saludable y positiva cada una de dichas etapas, es fundamental el desarrollo de la seguridad realista acerca de las posibilidades de un enfrentamiento positivo con el ambiente. Cada individuo puede variar a través de la experiencia en su reacción característica hacia la vida aunque los primeros años marquen de manera trascendental nuestra confianza hacia el mundo externo e interno.


El problema surge cuando le atribuimos a ese ser querido que ha fallecido un significado y cuando no está o lo perdemos llega el desequilibrio emocional o la pérdida de nuestra persona, de nuestro sentido de vida. El cambio en la identidad personal implica que la persona que se encuentra en duelo sea capaz de desarrollar una nueva imagen de sí mismo, en la cual la conexión con esa figura de apego que ha fallecido sea vista como algo del pasado, y ya no del presente.  Es parte de la elaboración del duelo sano.


El apego no es malo, sino el manejo y la dependencia que se crea a partir de él, el creer que sin la fuente de apego no podemos ser felices, es decir al significado que le damos al mismo. Tampoco el desapego es malo, no es indiferencia, no es desinterés, no es desamor, no es insensibilidad, no es egoísmo… es madurez emocional es decir, buen control de las emociones, es asertividad, es libertad.



Escrito por:
Marcela Esmeralda De La Torre Bueno


 


 


 






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